Facilitas, acompañas, generas valor... pero cuando te preguntan "¿y tú qué haces?", titubeas. Si eres Scrum Masters, es probable que esto te suene.
"¿Y tú exactamente qué haces?" Si eres Scrum Master, has escuchado esta pregunta más veces de las que te gustaría admitir. Y probablemente has tartamudeado en la respuesta.
Muchos profesionales facilitan eventos, acompañan a equipos y promueven la mejora continua, pero sienten que su trabajo es difícil de explicar. Entre las urgencias y las presiones de negocio, lo que "debería" conseguir un Scrum Master se vuelve difuso.
El resultado: cuestionamiento constante y síndrome del impostor.
El círculo vicioso de la inseguridad
Es una situación peligrosa porque se retroalimenta: si el Scrum Master ejerce desde la inseguridad, su capacidad de influencia se reduce sin que nadie lo pretenda.
La presión por justificar el rol con "entregables visibles" distorsiona la naturaleza del trabajo. Y aquí está la paradoja:
El valor del Scrum Master no lo da la cantidad de ceremonias que facilita, sino el nivel de claridad, de foco y la capacidad de aprendizaje que hace posibles.
El liderazgo que nadie espera
El rol de liderazgo servil se basa en la facilitación. Chirría cuando se confunde con un liderazgo directivo, del que se espera que tome decisiones en lugar de que sea el equipo el que elabore sus propias soluciones.
El trabajo del Scrum Master rara vez genera artefactos visibles. Su impacto se manifiesta de forma acumulativa:
- En una conversación que aclara un malentendido.
- En un conflicto que se desactiva antes de estallar.
- En una decisión que se toma con mejor información.
¿El problema? En los contextos complejos esos efectos no se suelen ver en el corto plazo. La empresa puede confundir la ausencia de ruido con ausencia de aportación.
Actuar como espejo, no como protagonista
Gran parte del trabajo consiste en actuar como un espejo: en hacer las preguntas con las que el equipo descubrirá lo que no está viendo, o en hacer visibles datos para que puedan inspeccionar y adaptarse.
La inseguridad surge cuando el Scrum Master cree que la empresa espera de él decisiones y entregables visibles. Creencia que puede tener incluso su parte real, si la organización no ha internalizado la lógica de la agilidad: priorización basada en valor, experimentación, cadencias estables y calidad sostenible.
La confusión de roles
También es determinante la falta de claridad respecto al propósito del rol. Algunas empresas esperan que el Scrum Master sea:
- Un coordinador.
- Un project manager encubierto.
- Un coach.
- Un apagafuegos permanente.
La confusión no se despeja si la empresa desconoce los tres niveles simultáneos de facilitación del Scrum Master:
- al equipo.
- al Product Owner.
- a la organización.
Y sólo espera que sea el "apagafuegos" del equipo.
De "qué hace" a "qué posibilita"
Una forma útil de lidiar con esta inseguridad es conectar con el propósito real del rol: fomentar un entorno propicio para entregar valor de forma sostenible.
En la práctica, esto significa mover la atención desde lo que hace el Scrum Master hacia lo que posibilita.
Ejemplos concretos de valor indirecto:
- Cuando facilita una conversación sobre el coste de demora.
- Cuando ayuda al Product Owner a descomponer una iniciativa en hipótesis verificables.
- Cuando asegura espacios y un entorno seguro para discutir riesgos técnicos antes de que se conviertan en deuda (en lugar de señalarlos él mismo).
Todo esto genera valor indirecto y profundo.
Hacer visible sin convertirlo en teatro
Su trabajo consiste en hacerlo visible sin convertirlo en un teatro de métricas.
Cómo:
- Ayudar a capturar mejoras concretas en retrospectivas.
- Documentar acuerdos.
- Mostrar cómo las decisiones del equipo reducen la incertidumbre.
No se trata de medir al Scrum Master, sino de medir el sistema que él contribuye a mejorar.
Conversaciones que alinean expectativas
En las organizaciones donde el rol no está maduro, aclarar las expectativas es esencial.
Conversaciones abiertas con el Product Owner, con managers o con el propio equipo —idealmente cubriendo las tres áreas del rol (equipo, PO y organización)— pueden alinear:
- Lo que se espera.
- Lo que no se espera.
- Cómo se evalúa el progreso.
Esta transparencia reduce fricciones y evita asumir responsabilidades que no pertenecen al Scrum Master, una fuente frecuente de desgaste emocional.
Convivir con el impostor
El síndrome del impostor no suele desaparecer del todo, pero sí puede volverse un compañero más manejable.
La clave está en comprender que el valor del Scrum Master se manifiesta en:
- Dinámicas.
- Decisiones.
- Ritmos.
- Acuerdos.
Todo esto crea un contexto más saludable y productivo. Es un tipo de impacto que no se exhibe tanto como se nota, que no siempre se aplaude pero que transforma la forma en la que el equipo trabaja.
El rol sin justificaciones
Al final, un Scrum Master que reconoce sus dudas sin dejar que lo paralicen se vuelve más efectivo. No necesita justificar su rol, sino ejercerlo:
- Facilitar.
- Escuchar.
- Desafiar.
- Proteger la cadencia.
- Actuar como el espejo que revela lo que el equipo no ve.
- Mediante el coaching al Product Owner y al resto de la organización, promover que el producto evolucione con sentido.
¿Qué situaciones te generan más inseguridad como Scrum Master? ¿Cómo explicas tu valor cuando te preguntan "qué haces exactamente"?
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