Sin duda hay empresas, y probablemente grandes compañías, para las que la Agilidad es un «moda» a seguir, sellos de certificaciones de calidad y procesos a obtener para poder licitar, o simplemente para practicar el «agilipostureo» y estar «in». En otros casos hay compañías que siguen la «moda» para cumplir con los objetivos estratégicos de transformación ágil, con la idea de que los métodos ágiles aportarán soluciones mágicas a corto plazo que aumenten la productividad de los equipos y bajen los costes… creyendo que eso fuera posible sin cambiar estructura ni cultura.
La Agilidad busca entregar un buen producto además del producto correcto, por tanto invertir el presupuesto que tenga la compañía de la mejor forma posible… eso suena muy bien y de hecho para muchas compañías construir el producto correcto es un necesidad de supervivencia aunque no sean conscientes todavía. El producto correcto no implica alta productividad, sino en acertar en el producto y que este sea de alta calidad; en otras palabras ser productivos en términos de entrega de valor a nuestros clientes. Y eso sumado a sacar el máximo de las personas que hacen el trabajo, personas motivadas que para hacer cosas serias y grandes disfrutan haciéndolo.
Una realidad palpable que está ocurriendo en todas las áreas es la transformación digital, el uso de robots combinados con el uso de la internet de las cosas y el aprendizaje automático está cambiando quién hace el trabajo y está cambiando fuertemente el panorama del empleo.
Empleos como cajeros, brokers de seguros, agentes inmobiliarios, analistas de riesgos, asesores de inversiones, periodistas gráficos, reporteros, taxistas, conductores, traductores, personal de limpieza, grabadores de datos, contables, secretarios, trabajadores de fábricas y cadenas de montaje, trabajadores de servicio al cliente y muchos más van a ser reemplazados por la automatización.
Por otro lado los empleos que requieran creatividad, inteligencia social y un alto nivel de complejidad o destreza crecerán, como lo son los científicos de datos (big data), los especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje de máquinas, los desarrolladores de software y aplicaciones, los analistas, expertos en robótica, en drones y en ciberseguridad, los profesionales de ventas y marketing y otros más.
Por lo tanto los empleos del futuro son aquellos que den respuesta a un mundo donde lo constante es y será el cambio, un mundo donde la incertidumbre es consustancial y la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios que surjan es esencial. Los empleos del futuro son aquellos donde las personas tengan que pensar activamente, innovar y tomar decisiones de forma descentralizada.
Si lo miramos desde la perspectiva del marco de Cynefin vemos que los empleos a desaparecer son los de los dominios simple y complicado, y los empleos emergentes son aquellos de los dominios complejo y caótico.
La Agilidad da solución al dominio complejo, por ejemplo donde con Scrum podemos encontrar prácticas emergentes a problemas adaptativos complejos a través de sus ciclos de inspección y adaptación.
Los trabajos donde no haya que pensar y solo seguir un conjunto de reglas, o se pueda crear un algoritmo que los ejecute, están siendo automatizados y por tanto desaparecerán como empleos. Las compañías automatizables tendrán escasos empleados, la compañías no automatizables, que requieran de adaptación constante y empleados que lidien con el cambio, necesitaran para sobrevivir los valores y principios de la Agilidad. Para estas compañías la Agilidad no será una moda, será un necesidad para poder sobrevivir.
Alexander Menzinsky
Alexander es un profesional experto y apasionado por la formación y coaching de agilidad organizacional. Actualmente imparte más de 20 cursos cada año de scrum, kanban y SAFe y ejerce profesionalmente coaching ágil y sistémico, acompañando en su desarrollo a tribus/trenes de 8 a 10 equipos de las áreas de Big Data, negocio y servicio al cliente de grandes organizaciones.
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